Dudas, ilusiones y miedos en el inicio del camino profesional en la psicología
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El miedo en cierta medida es necesario para sobrevivir contra la prepotencia, la creencia de superioridad, la insensatez... Pero en exceso paraliza, atándote al pasado o futuro hipotético sin dejarte avanzar. Por ello, como en tantas cosas, hay que encontrar su equilibrio. Los sentimientos encontrados en este punto del camino son diversos, destacando los miedos a fallar, la incertidumbre de cómo se te dará el mundo profesional dentro de la psicología; junto a la ilusión por comenzar y las ganas de sentir la rentabilidad del esfuerzo, reflejado en la labor que desempeñes.
Desde la infancia te van marcando el camino, los pasos que debes seguir, incluso se atreven a marcar «qué se te da bien en la vida». Y con los años van aumentando las inquietudes, las metas por cumplir, las responsabilidades, los deseos que vivir, y va llegando la independencia a la que algunos llaman libertad. Con dieciocho años la decisión que tomes es como un juego, no sabes si vas a ganar algo, pero aprender aprenderás mucho. Y es que la teoría se olvida, pero la práctica, las experiencias vividas, los fracasos, los esfuerzos con o sin recompensar, eso se queda para siempre.
Personalmente tuve la suerte de ganar muchas cosas buenas no sólo por tener la oportunidad de estudiar un grado superior, si no por hacerlo en una universidad no presencial, a distancia, y por estudiar lo que quería: Psicología. Todo eso te cambia, y es verdad que elegí esta profesión por como soy, pero desde los escasos meses que llevo en el mundo laboral de la profesión, entiendo que también soy lo que soy en parte, por haber estudiado psicología.
Una vez escuché que “el arte es la mejor de las religiones porque no impone mandamientos”, y esa es la forma en que veo la psicología, un tipo de arte, y lo mejor de todo, basado en la ciencia. Y es que como amante del arte y la música, vi en la psicología una perfecta vía para ayudar a los demás “formalmente” a transmitir energía, a reencontrarse, a expresarse o simplemente a acompañarlo por su camino en la vida. Ya que veo en ella tantas formas de aprovechar el altruismo humano, como personas existimos.
Otro aprendizaje que me ha dado los años en la universidad a distancia, es que el contexto en que te desenvuelvas es tan importante como los conocimientos en sí mismos, ya que un contexto adecuado desencadena mayor facilidad y calidad del aprendizaje, así como mayor comodidad a la hora de desenvolverte en él. Pienso que la retroalimentación siempre será positiva en un grupo con los mismos intereses, porque aunque todos no tengan las mismas ideas o sigan las mismas vertientes, te ayudarán a tener una visión más abierta y menos prejuiciosa de tu profesión. El no aislamiento, y el contacto humano directo es fundamental, pues creo en la idea de que hay muchas personas que pueden ayudarte con su simple presencia a descubrir una parte de ti que tú mismo no conocías, y hacerte crecer, “ayudándote a ayudar”.
Por otro lado, pienso que si estás en un buen contexto profesional, y sabes rodearte de buenos compañeros, será mucho más fácil pedir ayuda cuando no sepas algo y derivar al especialista correcto sobre un ámbito que no conozcas. Afortunadamente dispongo de la capacidad de pedir ayuda y la no vergüenza por preguntar ante las demasiadas dudas que me surgen constantemente, ya que creo necesario reconocer nuestras propias limitaciones.
Otro aspecto a destacar es la relación teoría – práctica. Respecto a los contenidos teóricos estudiados durante el grado, al enfrentarte con el mundo laboral, te das cuenta que sólo se sabe aquello que se hace, y que todas las horas de estudio dedicadas a los manuales, no están reflejadas en tu labor profesional. El aprendizaje en la práctica es mucho mejor y más rápido que cuando se estudia teoría aislada del contexto real. Por ello aconsejo e intento llevar a cabo, cuanto mayor número de horas de prácticas mejor. Y a pesar de que la frustración por no saber o por sentirme inútil haya podido superarme en ocasiones, voy aprendiendo que las competencias necesarias para la profesión se desarrollan tras la observación de los profesionales y de las situaciones en vivo, hasta pasar de la labor pasiva a la activa en función de la adquisición de estas, teniendo cada vez mayor responsabilidad.
Aunque he de decir que la responsabilidad se siente grande desde el minuto uno, independientemente de la participación que tengas en el puesto de trabajo. Esto es debido a que sientes la presión de que esperan algo de ti, y además la incertidumbre por no saber si vas a dar la talla te invade. Desde el primer instante es necesaria la seguridad en uno mismo, autoconfianza, y una bonita autoestima, manteniéndote, como dije al principio, en equilibrio para no rozar la prepotencia e insensatez. Y la seguridad en uno mismo se gana con hechos y conocimientos fundamentados, ya que al salir del mundo universitario y verte “solo” ante un universo entero por descubrir, no te deja otra que buscar bases firmes para ir pasito a pasito e ir recogiendo frutos por el camino, hasta que llegue el momento en que te sientas preparado para tirarte de lleno al agua. Porque lo que está claro es que hay que mojarse, y nadar hasta visualizar tu objetivo y elegir el camino hasta llegar a él. Y es que como dijo Lewis Carroll en Alicia: “Si no sabes dónde vas, ¿cómo sabes cuando has llegado?”.
Otro aspecto a destacar en esta introspección, es el miedo al bloqueo mental, a que se paralice la creatividad, a que la voluntad y la constancia me dejen tirada sin gasolina en mitad de un camino desierto. Y es que me gusta hacer las cosas bien, y si no me veo capaz de hacerla lo mejor posible, no puedo hacerlas. Y pienso que en esta profesión hay que ser demasiado inteligente para conseguir el equilibrio y hacer las cosas bien, saboreándolas, exprimiendo la experiencia y así sacar el mejor jugo para todas las personas implicadas. El rol de un buen psicólogo, no es cualquier rol: recibir el sentimiento del otro, saber contenerlo y acogerlo, sujetándote a ti mismo, sin quemarte y fundirte con él, encontrando la empatía adecuada… No es tarea fácil. Para ello tienes que, como me dijo una gran profesional del ámbito: ponerte los zapatos del otro, pero antes quitarte los tuyos.
Comentar que, en mi visión de la empleabilidad de esta profesión, pienso que la labor profesional del psicólogo está infravalorada socialmente. Independientemente del área al que nos refiramos y el nivel de necesidad de ayuda psicoterapéutica que tenga, existe aún la creencia de que nuestra labor la puede realizar una persona simplemente con empatía y escucha activa. Esta falta de conocimiento me molesta, y creo que es muy necesaria la correcta información para las áreas relacionadas con la psicología, ya sea dentro del área de la salud o no. Y es que yo misma, hasta que no he estado integrada en un contexto psicológico, no he sido consciente de la cantidad de funciones que un buen profesional debe realizar. Así, por otro lado, creo que hay mucho más trabajo en nuestra profesión del que creía, debido a la gran cantidad de salidas laborales en diferentes sectores que existen con acentuadas carencias de ayuda psicológica.
De esta forma, cada estudiante recién graduado en psicología tendrá muchos sectores en los que especializarse, y quizás habrá muchos que igual que a mí, les guste una gran diversidad de estos, y no sabrá por cuál decantarse. Personalmente no he decidido por cuál de ellos comenzar, si no que por diversas circunstancias he entrado de lleno en una especialidad de la que como en todas, hay mucho que aprender. Pero pienso que sea cual sea la que elijas o te toque hacer, si hay interés y curiosidad por aprender en esto, rodeándote de buenos profesionales, siempre se sacará algo que podrás meter en tu “maletín” laboral para poder aplicar, o saber que no quieres aplicar.
Y así, para desarrollar tu identidad profesional se necesitarán diversas habilidades y competencias que tenemos que saber buscar en nuestro interior para encontrarlas y potenciarlas, y fomentar los escenarios que generen aquellas de las que carecemos. La autoobservación, el ser consciente de que es normal al comienzo sentirse ignorante, insegura, perdida o frustrada, creo que también es necesario y forma parte del crecimiento, ya que como he mencionado anteriormente la experiencia es el mejor de los grados. Por lo tanto, supongo que con el tiempo, voluntad, constancia y práctica se conseguirá el saber, saber cómo, saber estar y saber ser adecuados.
¿Qué es para mí la Psicología en un tweet?
“La Psicología es como una buena banda sonora, si te detienes a escucharla, cada melodía removerá algo en tí”.
“La Psicología es como una buena banda sonora, si te detienes a escucharla, cada melodía removerá algo en tí”.
Ana Isabel Ruiz Míguez
Graduada en Psicología por la UNED.
Psicóloga Sanitaria en el Centro de Medicina Reproductiva y Fertilidad Embryocenter.