Toca aparentar normalidad, como si saliéramos del cine de ver una película de terror, ciencia ficción o drama.
Es momento de retomar hábitos, más relacionados con cruzar el umbral de nuestra casa, como ir a comer, bañarnos en una piscina o visitar un museo.
Existen las ganas para ello, casi la necesidad de hacerlo, por salud personal y por salud económica, porque al final todo afecta a todos.
- Imagino que somos capaces de disfrutar, sin meter el miedo en el cuerpo a los sanitarios.
- Imagino que aportamos para que la maquinaria social se ponga en marcha, pero aplicando esas medidas que, precisamente, harán que ese motor no se gripe.
- Imagino que los comerciantes no se ciegan por las exigencias de unas cuentas maltrechas, y son capaces de hacer que sus clientes sigan siendo y estando, pero no sólo hoy... sino también ¡Ma-ña-na!
IMAGINANDO: Escenario noveno
Se acerca julio y con ello parece avanzarse en la salida de esta pesadilla que supone la pandemia.
Sin embargo, no todo lo que llega nos hace ser optimistas, incluso hay diversas situaciones que pueden hacer pensar que -algún día- la desescalada se bloquee y retroceda.
- Imagino, sin querer imaginar, que se incrementa el número de personas contagiadas y que llegan nuevos casos a la UCI.
- Imagino, temiendo imaginar, que los servicios sanitarios vuelven a colapsar y que los profesionales muestran su agotamiento.
- Imagino, lamentando imaginar, que todo esto se produce porque muchas personas siguen sin entender que este escenario de terror está en nuestras manos.
- Imagino, que dejo de imaginar y seguimos avanzando hacia agosto, buscando recuperar nuestra rutina… aunque… ¡Cómo cuesta!
Manuel Salgado Fernández
Psicólogo clínico y del Deporte // Col. AN-2.455