La palabra CULPA, dicha hacia fuera o hacia dentro, tiene un valor muy potente, pero en sentido negativo, generando en la persona protagonista un malestar que incluso puede arrastrar toda su vida.
Sentirse culpable por un hecho no implica necesariamente que se sea, aunque muchas personas validan su sentimiento y comienzan con ello un calvario de dolor consigo mismo… o de dolor hacia otra persona.
La CLAVE se centra en valorar la voluntariedad del acto, es decir, la intención con la que tienes una conducta concreta. Si eres consciente del daño que realizas y lo haces con la idea de provocar dolor sin más, entonces sí puedes plantearte la opción de la culpabilidad.
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Psicólogo Clínico y del Deporte // Col. AN-2.455