CUANDO EL RÍO SUENA...
11:59
Iniciamos una nueva temporada proponiendo una sección diferente, igualmente relacionada con aspectos psicológicos, pero apoyándonos en algo muy presente en la calle: los refranes.
Podemos entender los refranes como mapas de bolsillo, esquemas mentales desde los que intentar comprender los pensamientos, emociones y conductas que tenemos y que vemos en los demás, usándolos como cierta base en las tomas de decisiones.
Sin embargo, otras veces nos meten en un charco, de ahí que en esta sección los pondremos a prueba, aportando sugerencias sobre cómo usarlos en beneficio de nuestra estabilidad mental, porque no siempre somos conscientes de la influencia sutil que tienen sobre nosotros.
Empezamos con uno muy popular y que, seguramente, puede ser de utilidad para la convivencia entre vecinos, incluso en el ámbito familiar y social.
Refrán: “Cuando el río suena, agua lleva”.
Esto nos viene a decir que, si hay ruido, que, si hay alguna noticia sobre una situación concreta, es porque es verdad, totalmente o casi.
Los comentarios, los rumores, son considerados como evidencias incuestionables, que nos llevan a atar cabos, aunque en ocasiones seamos conscientes de que nos falte la confirmación de la información.
Aun así, como todos los refranes, tiene parte de verdad aplicable, cuando tenemos señales repetidas sobre algún tema por ejemplo (varios vecinos de diferentes bloques avisan de que hay humedades en el garaje), o bien existen patrones físicos, es decir (huele a gas y hay un zumbido en el cuarto de contadores) o aparecen en contextos con riesgo alto.
En este sentido, las redes sociales hacen de megáfono perfecto para dar potencia a este refrán, toda vez que a través de ellas parecen darse las condiciones perfectas para que aparezca el sesgo de confirmación, y así dar por bueno lo que se ha leído, visto o escuchado, sin usar el modo crítico-analista.
Todo, sin olvidarme del papel de los medios de comunicación, a la hora de sostener que un hecho era más o menos fiable, en cuanto a que “…es verdad lo que dicen, porque lo han dicho en la tele”. No olvides que, a veces, interesa que el “agua suene”, para diferentes tipos de objetivos entre la población.
Por tanto, te sugiero que verifiques la fuente de la que provienen los datos que recibes, incluso que amplíes a otras fuentes igualmente fiables, para así tener un apoyo desde la confirmación mantenida. Con esto no te animo a no confiar en nadie, puesto que seguro hay personas que te han demostrado que son creíbles, en cuanto a la información que te aportan, sin que ello implique que, en ocasiones, preguntes a estas mismas personas de dónde obtuvieron lo que te cuentan, no desde la desconfianza, sino desde la intención de beber de fuentes fidedignas.
También ten presente que tú eres otro eslabón de la cadena, así que antes de compartir lo que te han dicho, plantéate el efecto que tendrá sobre las personas a las que llegará esa información, así como la utilidad que puedan darle. Una vez que entras en el circuito, eres igual de responsable de mantener o cortocircuitar el mensaje erróneo, incluso de agrandarlo con alguna aportación propia.
Hoy por hoy, parece que no está bien visto dudar, razonar sobre la realidad de lo que nos llega, como si tuviéramos que tener el pulgar levantado todo el tiempo, dando nuestro visto bueno a lo que recibimos, sin permitirnos activar nuestra capacidad racional de analizar la información que se nos transmite como “indudable”, porque suena a “indudable”.
PARA REFLEXIONAR:
¿Cuál fue el último rumor que te creíste sin comprobar, y qué dato podrías haber
pedido para reducir riesgos de error?
Psicólogo Clínico y del Deporte // Col. AN-2.45
.png)


